El 21 de marzo señala el advenimiento de la primavera, la estación exultante que invade con idéntica fiereza los campos y los cuerpos, la realidad fugitiva y el deseo impetuoso; la “estación violenta”. Su presentación enardecida, su expresiva encarnación, su efluvio incorregible, constituyeron por siglos el estandarte de la mirada distinta, el canto de los diferentes, el ánfora de las danzas y la música donde se refugió la libertad, la respuesta de la imaginación creadora contra las cruzadas del miedo, el grito de la rebeldía incapturable: el 21 de marzo inaugura las mitologías libertarias. La noche de Walpuris y el cumpleaños de la bruja, la apoteosis de la fertilidad, el minuto de los conjuros amorosos y los endriagos eróticos, la retaliación sublime de los muertos, la bacanal del pensamiento sensible y la génesis del placer inteligente, el despertar de los dioses asesinados y la resurrección de los hombres dormidos.
Por eso, el 21 de marzo ha sido escogido universalmente para celebrar el Día Mundial de
¡Quedamos a le espera de todos los confabulados!